domingo, 25 de octubre de 2009

Como un puñetazo en el estomago

Pocos voluntarios quieren ir a Daya Dan, sólo Justine, una joven francesa, y yo nos animamos. Es duro ver a esos niños, la mayor parte de ellos abandonados por las deficiencias físicas que algunos de ellos tienen y por las psíquicas que todos tienen, ciegos, autistas, enfermedades degenerativas, etc. vamos, de estos que con 19 años estan sentados en una silla hechos una pelota, sin saber hablar y que sólo responden con una sonrisa cuando se les acarcia.


Y allá que nos fuimos la francesa y yo, había que cruzar toda Calcuta, cogimos el metro (en Calcuta metro hay pero recogida de basura o potabilización del agua no) y a base de mucho preguntar por los arrabales y después de dos horas de buscar, en una callejuela estrecha y oscura estaba Daya Dan. Es impactante la entrada.


La planta baja es la de los chicos, habrán unos 25, tirados por el suelo, sucios, sin que les hagan mucho caso, meados y en algunos casos cagados y cada uno en su particular mundo. Quizás los mas importante para ellos sea el notar que alguien esta con ellos, les acaricia, habla, acompaña, juega con ellos y creo que mas que las cosas materiales la sensación de compañía es lo que mas les puede ayudar.


Al llegar la hermana de la congregación nos asigna varios niños a cada uno, debería haber uno por voluntario pero a falta de voluntarios. Me asignan a Thomas y Francis, ciegos de nacimiento los dos y que fueron abandonados en la estación de tren (es el sitio preferido por los calcuteños para abandonar niños), no saben hablar y sólo entienden un poco de inglés y bengalí y como casi no saben caminar mi trabajo es cogerlos de la mano y llevarlos hasta la azotea y bajarlos, cogidos de mi mano y así apredan a caminar acompañados de alguien. Todo un ejercicio de paciencia.


También a Rohidh, autista, que uno de sus ejercicios es tocar la bateria y ahí esta este menda haciendole seguir el ritmo de 1,2,3, 1,2,3 y que de vez en cuando, él, muy jugeton, hace unos redobles en la bateria y además muy bien hecho, tiene un sentido musical impresionante.


Y Prince con una enfermedad degenerativa muscular y para que los dedos de la mano no pierdan flexibilidad le hago que toque en el teclado diferentes notas para que vaya soltándolos.


Y los últimos Obijet, Rama y Sumen, estan en la sillas y en la cama y sólo saben sonreir cuando les hablas y notan compañía a su lado.


Toda una experiencia. En el camino de vuelta con Justine y Skaylar, un americano de Colorado que vino mas tarde, volviamos en silencio por el suburbio musulman cercano a Daya Dan y Skaylar comento "this is like a punch in the stomach".


3 comentarios:

  1. Tus descripciones me transportan a tu lado. Animo y realiza tu sueño.

    Un abrazo montañero
    Paco

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  2. Esas imagenes tanta veces vistas en prensa ó tv se hacen más reales cuando tu las describes. Estoy sobrecogida.
    Un abrazo fuerte

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  3. quería decir abrazo hospitalero que como tu bien sabes significa de corazón a zorazón.

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